Texto: Anamaría Bedoya Builes
Fotografía: Andrés Ángel Gómez
A las siete de la mañana frente a la iglesia del parque central de Bello, municipio al norte de Medellín, nos alistamos junto con noventa caminantes para tan esperada aventura. La ruta fue bastante atractiva: Bello- San Cristóbal. Iniciamos el recorrido a la montaña por un camino pantanoso, y a cada paso vimos con admiración el panorama de Bello. Dos horas tardamos para llegar a la primera estación, paso por el que puede apreciarse cultivos de café, árboles de naranjas y hermosas flores.
Llegamos ayudados de cuerdas a una cascada inmensa de agua helada, "tengo 43 años y nunca en mi vida había visto algo así, definitivamente uno si está es mirando puro cemento a diario" expresó maravillado uno de los caminantes. Muchos se tomaron fotos con la cascada y muy pocos se arriesgaron a meterse.
Fotografía: Andrés Ángel Gómez
A las siete de la mañana frente a la iglesia del parque central de Bello, municipio al norte de Medellín, nos alistamos junto con noventa caminantes para tan esperada aventura. La ruta fue bastante atractiva: Bello- San Cristóbal. Iniciamos el recorrido a la montaña por un camino pantanoso, y a cada paso vimos con admiración el panorama de Bello. Dos horas tardamos para llegar a la primera estación, paso por el que puede apreciarse cultivos de café, árboles de naranjas y hermosas flores.
Llegamos ayudados de cuerdas a una cascada inmensa de agua helada, "tengo 43 años y nunca en mi vida había visto algo así, definitivamente uno si está es mirando puro cemento a diario" expresó maravillado uno de los caminantes. Muchos se tomaron fotos con la cascada y muy pocos se arriesgaron a meterse.
El camino continuó por un sendero estrecho y empinado hasta llegar a Jaragua, que además de estadero es la pista de despegue de los parapentistas, mientras almorzábamos vimos en el aire un espectáculo lleno de colores, hombres que por medio de parapentes se daban el lujo de "volar". Desde ese punto se podía apreciar el municipio de Bello, las cuencas de río Medellín y la formación de la cordillera central.
"El Valle que viene desde Caldas y se extiende hasta Barbosa; hacia el Noroeste se observan las cuecas del río. Las caídas de estas forman las vertientes, representando la geografía típica de los Andes, donde vive el 80% de la población de Colombia" explica José Lubín, uno de los guías del grupo Huellas. No sólo es la hora de descansar y comer, también una ocasión de los caminantes para conocerse entre sí, compartir de la panorámica y aprender sobre la geografía del sitio. Al frente se podía apreciar Quitasol, por donde también hay caminos llenos de historia. Los suelos de esta región, según continúa contando el guía, son ricos para la ganadería y con gran capacidad para captar el agua.
Luego continuamos por un camino bordeado por un riachuelo y acolchonado por las hojas largas y delgadas de los pinos que como cabellos dorados adornaban el suelo. Llegando al final de recorrido, vimos cultivos de Cebolla de rama, cilantro, cultivo de flores, plantaciones de café, y gran variedad de árboles. A pesar de que nos sorprendió la lluvia, como buenos caminantes nos fuimos preparados para recibirla y hacerla parte de la travesía.
Nueve horas después de iniciar el recorrido en un parque dormido y solo, entramos al Corregimiento de San Cristóbal al occidente de la ciudad, estaba húmedo, la lluvia cesó. Había caballos por las calles, familias en el parque y olor a pan y al café de las cafeterías.
"El Valle que viene desde Caldas y se extiende hasta Barbosa; hacia el Noroeste se observan las cuecas del río. Las caídas de estas forman las vertientes, representando la geografía típica de los Andes, donde vive el 80% de la población de Colombia" explica José Lubín, uno de los guías del grupo Huellas. No sólo es la hora de descansar y comer, también una ocasión de los caminantes para conocerse entre sí, compartir de la panorámica y aprender sobre la geografía del sitio. Al frente se podía apreciar Quitasol, por donde también hay caminos llenos de historia. Los suelos de esta región, según continúa contando el guía, son ricos para la ganadería y con gran capacidad para captar el agua.
Luego continuamos por un camino bordeado por un riachuelo y acolchonado por las hojas largas y delgadas de los pinos que como cabellos dorados adornaban el suelo. Llegando al final de recorrido, vimos cultivos de Cebolla de rama, cilantro, cultivo de flores, plantaciones de café, y gran variedad de árboles. A pesar de que nos sorprendió la lluvia, como buenos caminantes nos fuimos preparados para recibirla y hacerla parte de la travesía.
Nueve horas después de iniciar el recorrido en un parque dormido y solo, entramos al Corregimiento de San Cristóbal al occidente de la ciudad, estaba húmedo, la lluvia cesó. Había caballos por las calles, familias en el parque y olor a pan y al café de las cafeterías.
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